Comunicando Tu Fe: con el "Ateo", parte 2.

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4 Argumentos para la Existencia de Dios

El Argumento Ontológico.
Este argumento tiene que ver con la naturaleza misma de la existencia.
No es el argumento más fuerte, sin embargo, es una realidad.
Anselmo (teólogo del siglo XII) dijo, “Dios es Aquel por sobre quien nada superior puede ser concebido”.
Argumentó que el hombre puede concebir en su mente la idea de algo sobre el cual no hay nada superior (la idea del amor, la bondad, la paz, el poder, todas en su suprema perfección). El hecho que el hombre percibe que haya algo superior a todo lo demás demanda la existencia de Dios, el Ser Supremo a todas la cosas.
El hombre buscando valor y significado para la vida, y algo para adorar apunta al hecho de este conocimiento interno de la existencia de Dios.
La frase encontrada en Sal. 14:1; 53:1, “Dijo el necio en su corazón, no hay Dios”. Para el necio pueda decir “Dios”, tiene que tener el concepto de Dios en su mente. Con el mismo pensamiento de Dios para poder rechazar Su existencia implica la misma existencia de Dios.
En la película “Dios No Está Muerto”, el alumno hace que el profesor ateo confiese que está enojado con Dios por la muerte inesperada de su madre (revelado anteriormente en la película). Al confesar su odio de Dios, el alumno le pregunta “¿Cómo puede odiar a Dios si no existe?”
El Argumento Cosmológico.
Este argumento apunta a la existencia de Dios evidenciado por la existencia del universo, del Cosmos.
Es un argumento de Causa y Efecto. Para que tengamos el efecto que es el universo, debe haber tenido una causa. El universo debe haber tenido un inicio.
Todo lo creado tuvo un inicio, por lo tanto, debe haber tenido una causa. Esa causa no puede ser parte del universo, sino que tiene que ser aparte.
Mientras que el ateísmo apunta al “Big Bang” para el inicio del universo, esta respuesta aún no contesta la pregunta ¿De dónde vino esa materia inánime inicial para crear vida?
La Biblia afirma la eternidad y poder de Dios para crear el mundo de la nada “ex nihilo”, Gen. 1:1; Rom. 1:20; Heb. 11:3.
Génesis 1:1 RVR60
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Romanos 1:20 RVR60
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Hebreos 11:3 RVR60
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
¿Cuál existió primero, el huevo o la gallina? Si fue el huevo, ¿fue fertilizado? Tuvo que tener un gallo allí también. Para que haya un huevo para reproducir otras gallinas, era necesario tener un gallo que fertilizara el huevo que puso la gallina. ¿De dónde vinieron el gallo y la gallina?
Competencia entre Dios y científicos para crear la vida. Dios les quita el pilón de tierra y les dice, “No, tienen que usar su propia tierra”.
“La mejor explicación es que la causa del universo es un ser externo al mismo y extremadamente poderoso y creativo. Y lo cierto es que Dios es quien mejor encaja en esa definición”.— Vitale y Zacharías, Jesús Entre Dioses Seculares, pág. 38.
El Argumento Teleológico.
Este argumento mira más allá del hecho de la existencia del universo y apunta hacia el diseño detallado, el ajuste fino, y la organización del universo.
El hecho que estas leyes y sistemas se pueden ordenar y medir implican un diseño inteligente con propósito e intención, y no una creación al azar. Este fino ajuste y diseño del universo es lo opuesto al caos que resultaría del inicio si fuera por el “Big Bang”.
“Lo más incomprehensible sobre el universo es que sea comprensible… Uno esperaría dar con un mundo caótico que escapara a toda comprensión del intelecto humano”. — Albert Einstein, citado en JEDS, pág. 41.
Se ve esta organización en tres áreas:
El reino natural: Las leyes observables en la naturaleza son funcionales y ordenadas.
Las leyes de Newton: gravedad, movimiento, dinámica.
Las leyes de termodinámica: calor, energía, desgaste.
Las leyes de la materia: masa, conservación, energía cinética.
Las leyes de Mendel: rasgos genéticos, heredad, razas.
La leyes de Kepler: movimiento de los cuerpos celestiales, planetarias.
El reino orgánico: Los procesos intencionales y complejos que son necesarias para el sustento de la vida.
La Fotosíntesis de las Plantas.
La Tabla Periódica de los Elementos.
Los Sistemas Biológicos:
Locomotor (músculos y huesos)
Respiratorio (oxigenación y escape)
Digestivo (nutrición y desecho)
Endocrino (liberación y regulación de hormonas al cuerpo)
Circulatorio (venas y arterias)
Nervioso (señales eléctricos del cerebro al cuerpo)
Excretor (limpieza y desecho)
Reproductivo (genética y órganos reproductivos)
Razonamiento (pensamiento y lógica)
“‘¿Hay un Dios?’ Esa pregunta implica pensamiento, la capacidad de pensar. . . La lógica puede decidir si un argumento matemático es una prueba [de la existencia de Dios] pero el pensamiento puede crear el argumento en primer lugar. Puede inventar nuevos conceptos matemáticos y descubrir nuevos teoremas. El pensamiento implica la posibilidad del auto-análisis y la auto-crítica… Se puede construir una máquina para jugar al ajedrez, pero no puede reírse de un error del oponente, o arrepentirse de un error por su cuenta. El pensamiento implica algo que va más allá de un mecanismo o reglas mecánicas. Para mí indica que una filosofía mecanicista es inadecuada para explicar al hombre o a la humanidad. ¡Yo puedo pensar!”.— Robert Cameron, matemático, citado en I Believe Because [Yo Creo Porque...], por Barrett Baxter, pág. 51-52.
El equilibrio de la naturaleza: el arreglo entre el reino natural y el reino orgánico se relaciona el uno con el otro, creando un ambiente perfecto para el sustento de la vida natural.
El proceso del ciclo del carbono y oxígeno.
La distancia de la tierra del sol y la inclinación de la tierra.
La atmósfera de la tierra.
La Biblia afirma la mano de Dios en el orden y al ajuste fino del y la vida, Sal. 19:1; Sal. 139:13-16; Heb. 1:3.
Salmo 19:1 RVR60
Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Salmo 139:13–16 RVR60
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Hebreos 1:3 RVR60
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
El Argumento Moral.
Este argumento apunta a la naturaleza moral del hombre como evidencia para el Dador de la Ley moral.
El sentido interior del bien y el mal (nuestra conciencia) da testimonio de que hay un estándar de moralidad. Si hay un estándar moral, que no es solamente un imperativo biológico, tiene que ser algo aparte del ser humano.
Aún civilizaciones que no tienen una ley moral escrita, nacen con un entendimiento interior del bien y el mal (Rom. 2:14-15).
Romanos 2:14–15 RVR60
Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Que el hombre haga el mal, y llega a aceptarlo demuestra que, con el paso de la vida, se puede ir corrompiendo y cauterizando, 1 Tim. 4:2; Ti. 1:15.
1 Timoteo 4:2 RVR60
por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
Tito 1:15 RVR60
Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”. — Immanuel Kant, Crítica de la Razón Práctica.
“La ciencia indica que, si añadimos estricnina [sustancia venenosa extraído de nueces y plantas específicas] a la taza de alguien, le matará. Pero no puede decirnos si es moralmente correcto o no echar estricnina al té de la abuela para acceder más rápidamente a su herencia”.— John Lennox, citado en JEDS, pág. 45.
El sentir que muchos reclaman de la injusticia de parte de Dios (el problema del mal), revela un sentir profundamente arraigado en el ser humano de una justicia perfecta, lo cual no puede existir sin uno perfectamente justo: el mismo Dios que reclaman.
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